martes, 17 de febrero de 2009

Audi Q7


Audi ha dado a esta versión un aspecto similar al de cualquier otro Q7. El V12 TDI tan solo se distingue por el marco cromado de la rejilla delantera (como en los turismos S6 y S8), por la parte inferior de los paragolpes, que es de acero, las molduras protectoras bajo las puertas, los marcos de las ventanillas y las barras longitudinales del techo, que son aluminio mate.

Además, como sucede en todos los modelos recientes de Audi, hay unas tiras de diodos luminosos («LED») en el paragolpes delantero que hacen la función de luz de marcha diurna; estas luces ocupan el lugar de los intermitentes, por lo que, en esta versión, Audi ha colocado los intermitentes en los faros.

Un detalle más difícil de apreciar es el mayor abombamiento de los pasos de rueda (26 mm los delanteros y 30 mm los traseros).

Para hacer la versión más potente del Q7, Audi ha recurrido a un motor turbodiésel en vez de a uno de gasolina. Tiene casi seis litros de cilindrada y da una potencia máxima de 500 CV.

Este motor proporciona al Q7 una aceleración intensa, únicamente interrumpida por la suavidad con la que el cambio de marchas automático de seis velocidades engrana una marcha superior.

El sonido no llega a ser tan espectacular como en la mayoría de los motores de gasolina de gran cilindrada pero, desde luego, no pasa desapercibido para quien esté cerca de él cuando se acelera.

En el habitáculo no hay cambios funcionales respecto a cualquier otro Q7, salvo porque la segunda fila de asientos puede estar formada por dos asientos individuales en vez de una banqueta para tres ocupantes. Lo que sí tiene son algunos materiales de recubrimiento más refinados o algún detalle decorativo específico.

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